El 15 de Octubre de 1894 cambió la vida de Alfred
Dreyfus y, de camino, cambió la Historia de Francia.
Dreyfus, capitán de artillería del ejército francés,
fue acusado ese día de pasar información secreta a Alemania. Se empleó como
prueba un documento, recuperado de las papeleras de la embajada alemana en
París por el servicio secreto francés, a la que se añadió un manuscrito del
puño y letra de Dreyfus que los expertos consideraron coincidente con el
documento inculpatorio.
Inmediatamente fue arrestado y se inició una
investigación. Al parecer pesó el hecho de que Dreyfus fuese de confesión judía
y que su familia procediese de Alsacia, a la sazón territorio alemán.
Alfred Dreyfus |
Después de un consejo de guerra secreto, cuyos
prolegómenos permitieron atisbar la fractura que se produciría en el país entre
los defensores y los detractores del reo, y con el alto estamento militar
francés convencido de su culpabilidad, Dreyfus fue condenado a prisión por
pruebas meramente circunstanciales, y aún inconsistentes, aunque previamente
habría de arrostrar la más grande humillación para un militar: su degradación
pública.
El 5 de Enero de 1895, en el patio de la Escuela
Militar de París, el capitán Dreyfus fue despojado de su condición de oficial
del Ejército francés. La ceremonia, en donde ya se apreciaba claramente el
sentir popular de quienes creían en su culpabilidad, fue una exhibición de
antisemitismo, ultranacionalismo y patrioterismo de folletín. Entre los
corresponsales extranjeros que siguieron el proceso se contaba el húngaro
Theodor Herzl, judío al igual que Dreyfus, y que vivamente impresionado por las
demostraciones antijudías que presenció se convirtió en el principal apóstol
del Sionismo.
Hubert-Joseph Henry y Armand Du Paty de Clam |
Mientras que Dreyfus empezaba un calvario en uno de los
presidios más insalubres del Mundo, la terrible Isla del Diablo en la costa de
la Guayana francesa, su hermano Mathieu, que nunca dejó de creer en su
inocencia, continuó trabajando en la línea de que el juicio militar había sido
un montaje de conveniencia orquestado por el Estado Mayor francés por medio de
dos comandantes, a saber; Armand Du Paty de Clam y Hubert - Joseph Henry, que habrían
pergeñado una falsa acusación aprovechando la condición religiosa de Dreyfus y
la animadversión que inspiraba el judaísmo en la sociedad francesa (y por
extensión europea) de la época.
La lucha de Mathieu Dreyfus contó con la inesperada
ayuda de otro oficial, el teniente coronel Georges Picquart de la inteligencia
militar, que había reabierto el caso toda vez que las pruebas eran insustanciales
y, en último término, había pesado la cadena de mando sobre el sentido de la
justicia.
Mathieu Dreyfus |
En el ínterin, el propio agregado militar alemán en
París Von Schwarzkoppen negó que conociera a Dreyfus; y el boleto de un
telegrama no enviado, sustraído de la embajada alemana, señalaba como el
verdadero traidor a otro oficial, el comandante Ferdinand Walsin Esterhazy,
francés aunque de origen húngaro.
Esterhazy, el verdadero culpable |
Los esfuerzos de Mathieu Dreyfus por mantener vivo el
interés de la opinión pública por el caso de su hermano, conocido ya y para
siempre como el Caso Dreyfus,
avivaron las pasiones que el asunto desató y que fracturó en dos mitades a la
sociedad civil francesa.
A menudo se ha apuntado a que esta fricción fue una
extrapolación de la tradicional rivalidad política entre izquierdas y derechas,
en donde las primeras serían las defensoras del infortunado capitán y las
segundas sus acérrimos enemigos. Sin embargo, si bien los detractores de
Dreyfus aglutinaban a buena parte del espectro político tradicional, católico y
conservador para quienes los judíos iban de la mano con los protestantes, los
masones, los anarquistas y los socialistas en su empeño por destruir Francia no
es menos cierto que para las izquierdas, o buena parte de ellas, se asimilaba
al judío con la especulación financiera y con el capitalismo, enemigo
tradicional de la clase obrera. Así el líder socialista Jean Jaurès no se
mostraría inicialmente favorable al capitán judío aunque, a posteriori, se convertiría en un bastión de su defensa.
La subsiguiente investigación, que demostró la mala fe
de Du Paty de Clam, de Henry y del Estado Mayor condujo al juicio de Esterhazy,
declarado absuelto en Enero de 1898. Ello dio origen a uno de los manifiestos
más célebres de la Historia nacidos de una de las más importantes plumas de la
época, la de Émile Zola y su inmortal “J’Acusse”
(“Yo Acuso”). Zola fue igualmente procesado y ello relanzó el caso Dreyfus. Un
segundo juicio fue iniciado en Rennes el 7 de Agosto de 1899; se prolongó un
mes y, sorprendentemente, Dreyfus fue hallado culpable de nuevo. Más
sorprendente aún fue que aceptara la culpabilidad para obtener el perdón y la
libertad.
Jaures, Zola y Picquart, defensores de Dreyfus |
Para esas fechas la polarización de la sociedad francesa
era absoluta y la prensa era fiel reflejo de ello: rotativos ultranacionalistas
y antisemitas como La Libre Parole, La
Croix y La Antijuif se constituyeron
en adalides de la defensa del Ejército, como institución, de los valores
tradicionales y de Esterhazy mientras que en el lado opuesto, con la defensa de
Dreyfus como bandera, figuraban Le
Figaro, Le Matin, La Revue Blanche y sobre todo L’Aurore, dirigido por quien andando el tiempo sería el hombre que
dirigiera los destinos de Francia en uno de sus momentos más oscuros: Georges
Clemenceau.
Clemenceau, por Manet |
El resultado del juicio de Rennes tuvo un efecto
indeseado pues supuso la ruptura de Dreyfus con muchos de sus defensores por
haber aceptado aquél el perdón condicionado. Mas el caso sobrepasó con mucho al
hombre que lo había desencadenado y se convirtió en un lucha entre el derecho y
el poder, por más que permaneciese en el aire la completa rehabilitación, cosa
que no se había producido.
Mientras la lucha proseguía en la calle, no solo
dialéctica sino también violentamente, muchas cosas habían ocurrido: Esterhazy
había sido expulsado el Ejército y vivía en Inglaterra; Henry se había
suicidado; Picquart fue enviado a otros destinos en colonias antes de ser
procesado y licenciado igualmente del Ejército (aunque posteriormente fuese
reintegrado y llegase a Ministro de la Guerra); Zola murió víctima de un
misterioso accidente doméstico.
Habría que
esperar hasta 1906 para que Alfred Dreyfus, rehabilitado y condecorado con la
Legión De Honor, se reintegrara al escalafón como comandante. Falleció en 1935
pero la fractura que se había producido en Francia, a raíz de su falsa traición,
siguió muy viva hasta el punto de el antisemitismo eclosionara, de forma
particularmente dolorosa y vergonzante, con el servilismo de las autoridades de
Vichy en la persecución y deportación de judíos a los campos de la muerte de
Hitler.
Pero esa es otra historia.
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