domingo, 28 de octubre de 2012

FRANCIA DESGARRADA: El Caso Dreyfus





     El 15 de Octubre de 1894 cambió la vida de Alfred Dreyfus y, de camino, cambió la Historia de Francia.

     Dreyfus, capitán de artillería del ejército francés, fue acusado ese día de pasar información secreta a Alemania. Se empleó como prueba un documento, recuperado de las papeleras de la embajada alemana en París por el servicio secreto francés, a la que se añadió un manuscrito del puño y letra de Dreyfus que los expertos consideraron coincidente con el documento inculpatorio. 

     Inmediatamente fue arrestado y se inició una investigación. Al parecer pesó el hecho de que Dreyfus fuese de confesión judía y que su familia procediese de Alsacia, a la sazón territorio alemán.

Alfred Dreyfus
     Después de un consejo de guerra secreto, cuyos prolegómenos permitieron atisbar la fractura que se produciría en el país entre los defensores y los detractores del reo, y con el alto estamento militar francés convencido de su culpabilidad, Dreyfus fue condenado a prisión por pruebas meramente circunstanciales, y aún inconsistentes, aunque previamente habría de arrostrar la más grande humillación para un militar: su degradación pública.

     El 5 de Enero de 1895, en el patio de la Escuela Militar de París, el capitán Dreyfus fue despojado de su condición de oficial del Ejército francés. La ceremonia, en donde ya se apreciaba claramente el sentir popular de quienes creían en su culpabilidad, fue una exhibición de antisemitismo, ultranacionalismo y patrioterismo de folletín. Entre los corresponsales extranjeros que siguieron el proceso se contaba el húngaro Theodor Herzl, judío al igual que Dreyfus, y que vivamente impresionado por las demostraciones antijudías que presenció se convirtió en el principal apóstol del Sionismo.

Hubert-Joseph Henry y Armand Du Paty de Clam
     Mientras que Dreyfus empezaba un calvario en uno de los presidios más insalubres del Mundo, la terrible Isla del Diablo en la costa de la Guayana francesa, su hermano Mathieu, que nunca dejó de creer en su inocencia, continuó trabajando en la línea de que el juicio militar había sido un montaje de conveniencia orquestado por el Estado Mayor francés por medio de dos comandantes, a saber; Armand Du Paty de Clam y Hubert - Joseph Henry, que habrían pergeñado una falsa acusación aprovechando la condición religiosa de Dreyfus y la animadversión que inspiraba el judaísmo en la sociedad francesa (y por extensión europea) de la época.

     La lucha de Mathieu Dreyfus contó con la inesperada ayuda de otro oficial, el teniente coronel Georges Picquart de la inteligencia militar, que había reabierto el caso toda vez que las pruebas eran insustanciales y, en último término, había pesado la cadena de mando sobre el sentido de la justicia.
Mathieu Dreyfus
En el ínterin, el propio agregado militar alemán en París Von Schwarzkoppen negó que conociera a Dreyfus; y el boleto de un telegrama no enviado, sustraído de la embajada alemana, señalaba como el verdadero traidor a otro oficial, el comandante Ferdinand Walsin Esterhazy, francés aunque de origen húngaro.
Esterhazy, el verdadero culpable

     Los esfuerzos de Mathieu Dreyfus por mantener vivo el interés de la opinión pública por el caso de su hermano, conocido ya y para siempre como el Caso Dreyfus, avivaron las pasiones que el asunto desató y que fracturó en dos mitades a la sociedad civil francesa.

    A menudo se ha apuntado a que esta fricción fue una extrapolación de la tradicional rivalidad política entre izquierdas y derechas, en donde las primeras serían las defensoras del infortunado capitán y las segundas sus acérrimos enemigos. Sin embargo, si bien los detractores de Dreyfus aglutinaban a buena parte del espectro político tradicional, católico y conservador para quienes los judíos iban de la mano con los protestantes, los masones, los anarquistas y los socialistas en su empeño por destruir Francia no es menos cierto que para las izquierdas, o buena parte de ellas, se asimilaba al judío con la especulación financiera y con el capitalismo, enemigo tradicional de la clase obrera. Así el líder socialista Jean Jaurès no se mostraría inicialmente favorable al capitán judío aunque, a posteriori, se convertiría en un bastión de su defensa.

    La subsiguiente investigación, que demostró la mala fe de Du Paty de Clam, de Henry y del Estado Mayor condujo al juicio de Esterhazy, declarado absuelto en Enero de 1898. Ello dio origen a uno de los manifiestos más célebres de la Historia nacidos de una de las más importantes plumas de la época, la de Émile Zola y su inmortal “J’Acusse” (“Yo Acuso”). Zola fue igualmente procesado y ello relanzó el caso Dreyfus. Un segundo juicio fue iniciado en Rennes el 7 de Agosto de 1899; se prolongó un mes y, sorprendentemente, Dreyfus fue hallado culpable de nuevo. Más sorprendente aún fue que aceptara la culpabilidad para obtener el perdón y la libertad.

Jaures, Zola y Picquart, defensores de Dreyfus
    Para esas fechas la polarización de la sociedad francesa era absoluta y la prensa era fiel reflejo de ello: rotativos ultranacionalistas y antisemitas como La Libre Parole, La Croix y La Antijuif se constituyeron en adalides de la defensa del Ejército, como institución, de los valores tradicionales y de Esterhazy mientras que en el lado opuesto, con la defensa de Dreyfus como bandera, figuraban Le Figaro, Le Matin, La Revue Blanche y sobre todo L’Aurore, dirigido por quien andando el tiempo sería el hombre que dirigiera los destinos de Francia en uno de sus momentos más oscuros: Georges Clemenceau.
Clemenceau, por Manet

     

      El resultado del juicio de Rennes tuvo un efecto indeseado pues supuso la ruptura de Dreyfus con muchos de sus defensores por haber aceptado aquél el perdón condicionado. Mas el caso sobrepasó con mucho al hombre que lo había desencadenado y se convirtió en un lucha entre el derecho y el poder, por más que permaneciese en el aire la completa rehabilitación, cosa que no se había producido.

     Mientras la lucha proseguía en la calle, no solo dialéctica sino también violentamente, muchas cosas habían ocurrido: Esterhazy había sido expulsado el Ejército y vivía en Inglaterra; Henry se había suicidado; Picquart fue enviado a otros destinos en colonias antes de ser procesado y licenciado igualmente del Ejército (aunque posteriormente fuese reintegrado y llegase a Ministro de la Guerra); Zola murió víctima de un misterioso accidente doméstico.

    Habría que esperar hasta 1906 para que Alfred Dreyfus, rehabilitado y condecorado con la Legión De Honor, se reintegrara al escalafón como comandante. Falleció en 1935 pero la fractura que se había producido en Francia, a raíz de su falsa traición, siguió muy viva hasta el punto de el antisemitismo eclosionara, de forma particularmente dolorosa y vergonzante, con el servilismo de las autoridades de Vichy en la persecución y deportación de judíos a los campos de la muerte de Hitler.

   Pero esa es otra historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario