El fenómeno, coetáneo de la Conquista del Oeste Norteamericano, alcanzó mucha menos difusión y se extendió bastante más en el tiempo pues San Petersburgo (luego Moscú) no se hizo con el control efectivo de esa zona hasta los años veinte y treinta del Siglo XX.
Este avance hacia el Lejano Oriente daría lugar a una sorda contienda contra la Gran Bretaña ya que los rusos, en su búsqueda de la salida a un mar sin hielos, habían fijado su atención en el Indostán, la piedra angular del Imperio Británico.Aquél conflicto librado entre espías, guías y pequeñas expediciones geográficas pasó a la Historia con el nombre de El Gran Juego. No obstante, en alguna que otra ocasión, el Gran Juego se dirimió en escenarios menos anodinos tal y como fue la terrible y extenuante guerra de Crimea.
YAKUB BEG |
Lógicamente hubo resistencia, y mucha, pues Khiva y Khokand, antiguos khanatos de la zona, resistían con éxito las avanzadas rusas y Yakub Beg, un mercenario tayiko que había servido en las huestes de Khokand, se había convertido en emir de Kashgaria, arrebatado a la soberanía china.
M.D. SKOBELEV |
Nacido cerca de Moscú el 29 de Septiembre de 1843 siguió la carrera de las armas, graduándose como oficial de Estado Mayor. Fue enviado al Turkestán en 1868. Pronto habría de labrarse una merecida reputación como intrépido jefe de caballería y como hábil explorador. Durante la campaña contra Khiva (1874), los feroces guerreros del país le apodaron Göz Kanli (Ojos Ensangrentados) aunque ya para ese entonces fuera sobradamente conocido en todo el mundo como el "general blanco" por su costumbre de entrar en combate vestido con un uniforme de ese color.
Buena parte de su fama se la debió a las crónicas del corresponsal del The New York Herald Januarius McGahan, a la sazón compañero de otro célebre periodista del mismo rotativo llamado Henry Morton Stanley. En 1875 Skobelev aumentaría su reputación y añadiría más laureles y ascensos a su hoja de servicios pues, durante la campaña de Khokand, capturó buen número de artillería enemiga y puso en fuga a fuerzas superiores al mando de varios escuadrones de caballería cosaca.
El sometimiento de los khanatos no trajo la paz a la vida de Skobelev. Muy al contrario en 1877 estalló una nueva guerra entre Rusia y el Imperio Otomano, la quinta que enfrentaba a ambas naciones en lo que iba de siglo. Una rebelión en Serbia y las dantescas noticias de la represión de los independentistas búlgaros bastaron para que el Zar desenvainase la espada del paladín de los pueblos eslavos. Skobelev, ya teniente general, fue llamado a las banderas mandando una división de caballería cosaca en las fuerzas que, en combinación con el Ejército Rumano, habrían de cruzar el Danubio para enfrentarse con las fuerzas turcas.
OSMAN PACHÁ |
Vuelto al Turkestán después de la guerra, Skobelev hubo de enfrentarse a los irreductibles guerreros de la zona que se habían alzado en rebelión. Volvió a demostrar su arrojo y conocimiento de las gentes y del terreno durante la supresión de la revuelta entre 1880 y 1881.
Firme defensor del Paneslavismo, esto es, de la defensa de la unión entre los pueblos eslavos (bajo la égida rusa obviamente) y del expansionismo ruso Mijail Skobelev, el general blanco para sus compatriotas y el Göz Kanli para las tribus del Turkestán murió súbitamente en San Petersburgo el 7 de Julio de 1882 cuando contaba treinta y ocho años de edad.
Una vida aventurera y una muerte anodina y, en medio, una leyenda olvidada de la Era del Imperio.