Huérfano a edad temprana estudió en el William and Mary College y, posteriormente, se licenció como abogado. Nunca llegó a ejercer pues aceptó un mando como capitán de artillería en el diminuto ejército estadounidense de 1808.
Teniente coronel en 1812, dirigió una fuerza de desembarco en Queenstown Heights, en el Alto Canadá (actualmente Ontario) durante el conflicto que enfrentó a los Estados Unidos y a Gran Bretaña entre 1812 y 1815. La operación resultó un desastre y el propio Scott fue hecho prisionero.
Batalla de Chippewa |
Una vez recobrado, y como brigadier general interino, dirigió las tropas que obtuvieron la victoria en Chippewa (actualmente Ontario) el 5 de Julio de 1814. Poco después, el 25 del mismo mes, resultó gravemente herido en Lundy´s Lane haciendo imposible su ulterior participación en el conflicto aunque ya para ese entonces fuera conocido por el apodo que le acompañaría durante toda su vida: Old Fuss and Feathers (Viejo Quejas y Plumas) por su ordenancismo exagerado.
Halcón Negro |
Tuvo un papel decisivo poco después, en 1839, durante un breve conflicto entre la milicia del estado de Maine y fuerzas canadienses procedentes de New Brunswick (Canadá) a resultas de lo cual fue promovido a Mayor General (el mayor rango por entonces en los EEUU) y a general-jefe del Ejército dos años después.
Al estallar la guerra contra México en 1846 le fue encomendado el mando de una fuerza que desembarcó en Veracruz en Marzo de 1847 y a la que condujo, en una espectacular campaña de seis meses que siguió la misma ruta empleada por Hernán Cortés, a Ciudad de México librando encuentros tan renombrados como Cerro Gordo, Contreras, Churubusco, Molino del Rey y Chapultepec. Su captura de Ciudad de México le valió el elogio del Duque de Wellington, que se refirió a él como el más grande general vivo.
Zachary Taylor |
Pese a su fracaso en la política seguía siendo una institución en el ámbito militar por lo que en 1855, con sesenta y nueve años, fue nombrado teniente general interino, un empleo solamente detentado antes por George Washington y que era más un honor que un cargo real. Una nueva disputa fronteriza con los británicos, esta vez en la costa Noroeste del Pacífico en 1859, le hizo intervenir para mediar.
El estallido de la Guerra Civil le sorprendió anciano, obeso e incapaz de mandar tropas en batalla pero con la suficiente claridad de mente como para recomendar a Lincoln que ofreciera el mando de las fuerzas de la Unión a su antiguo subordinado en México Robert E. Lee, por entonces coronel, que rechazó la oferta toda vez que ofreció sus servicios a su estado nativo de Virginia que se había separado la Unión. Este fiasco no fue óbice para diseñar el plan maestro que había de acabar con la rebelión: el Plan Anaconda.
La idea era muy simple: consistía en rendir a los estados del Sur por hambre bloqueando sus costas y tomando el curso del río Mississippi.
Como quiera que este plan requería un mínimo de tres años y unos trescientos mil soldados para dar resultado fue desechado por militares y políticos que buscaban una guerra de estilo napoleónico, es decir, un conflicto corto donde varias batallas decisivas marcarían la pauta.
El tiempo daría la razón al viejo soldado y la guerra tomaría visos de llegar a un final solamente cuando la Unión se hizo con el control del Mississippi (cosa que no ocurriría hasta Julio de 1863 con la toma de Vicksburg por las tropas del general Grant) y cuando el bloqueo naval privó al Sur de prácticamente todo.
Winfield Scott falleció en West Point el 29 de Mayo de 1866. Está enterrado en el cementerio de la Academia Militar
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