domingo, 21 de junio de 2015

Traidor a su Patria: la oscura historia del coronel Redl.

Alfred Redl

Alfred Redl fue un hombre hecho a sí mismo.

    Nacido en 1864 en Lemberg (Lwow) en el seno de una familia modesta (su padre era funcionario de Ferrocarriles) ingresó a los quince años en la Escuela de Cadetes de Brünn (Brno) y, cuatro años después, obtuvo el empleo de teniente del Imperial y Real Ejército de Austria-Hungría.

   Entre 1892 y 1894 asistió a la Escuela de Estado Mayor, graduándose con honores. Cinco años después, en 1899, fue destinado a Rusia tanto para aprender la lengua del país como para iniciarse en los intrincados misterios del espionaje.

   Capitán a los treinta y seis años pasó a formar parte del Departamento Ruso en el Servicio de Inteligencia del Estado Mayor General. Luego seguiría una carrera meteórica que le haría ganar las estrellas de comandante en 1905 y las de coronel en 1912.

 Un oficial prometedor, sin duda, pero que ocultaba un secreto: Alfred Redl era homosexual.

  Obligado a llevar una doble vida, Redl frecuentaba burdeles masculinos y dedicaba sus atenciones a jóvenes y gallardos oficiales. Su vertiente de bon vivant, meticulosamente ocultada, no pasó inadvertida para la Inteligencia Rusa que sometía a vigilancia a los miembros del Estado Mayor Austro-Húngaro.

   No pasó mucho tiempo hasta, conocida su condición por los rusos, Redl recibiera una oferta que no podría rechazar: pasar informes a San Petersburgo (cobrando, naturalmente) o sufrir el deshonor y el bochorno subsiguientes a la publicación de los datos más escabrosos de su vida privada.

Situación de Przemysl
Y así, entre 1903 y 1913, Redl pasó información de un valor incalculable que incluía, entre otras cosas, el Plan B (de Balcanes) en previsión de una guerra contra Serbia; el sistema de movilización y planos de la red de fortalezas en la frontera rusa, incluyendo la llave de la misma: Przemysl. Con una audacia impresionante, y entregado a la vida regalada que le brindaba no solamente su sueldo sino los pagos por sus informes, llegó a vender a los rusos a agentes austriacos que operaban en el país de los Zares.


Mayor Maximilian Ronge
   Redl fue descubierto por puro azar: un giro postal, a nombre de un falso destinatario, y no retirado hizo intervenir a la contrainteligencia alemana toda vez que el centro emisor del giro era una dirección de Berlín. El coronel alemán Walter Nicolai pasó la información a su colega austriaco, el mayor Maximilian Ronge (irónicamente un protegido de Redl) y, al cabo de poco tiempo desenmascararon al traidor.
   
   En una solución muy a la usanza de la época se dio a elegir a Redl entre una corte marcial, y todo lo que ello conllevaría, o la más rápida y conveniente solución del suicidio. Eligió esto último el 25 de Junio de 1913. Conveniente pero cuanto menos criticable pues, en su afán por tapar el escándalo, los austriacos habían renunciado a la posibilidad de un interrogatorio a fondo o, incluso, de emplearlo como agente doble.

Ciudadela de Przemysl
   
Plan de ataque contra Serbia
Apenas un año después empezó la Guerra y los austriacos hubieron de lamentar que no se hubiese tenido más información sobre el alcance de la traición de Redl pues su avance contra Serbia fue frenado (los rusos pasaron a Belgrado copias del plan de ataque austro-húngaro) y la llave del sistema de fortalezas de su frontera oriental, Przemysl, cayó en poder de los rusos tras un duro asedio en Marzo de 1915. A la postre, el Imperio Austro-Húngaro sería desintegrado en el Tratado de Saint- Germain-en-Laye el 10 de Septiembre de 1919.



 

 

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