lunes, 1 de agosto de 2011

EL VERDADERO ALLAN QUATERMAIN

En Septiembre de 1885 fue publicada una novela destinada a cautivar a cientos de corazones juveniles que soñaban con crear o engrandecer imperios.

El reparto de África se encontraba en su apogeo pues en ese mismo año finalizaba la Conferencia de Berlín, donde se pusieron las bases para el reparto del llamado Continente Negro.

Las Minas del Rey Salomón, pues, se inserta en la literatura de aventuras de la que tan prolija fue la Era del Imperio pues ahí estaban Robert Louis Stevenson, Julio Verne, Emilio Salgari, Karl May, Rudyard Kipling y un largo etcétera.
H.R. Haggard







Su autor, Henry Rider Haggard (1856-1925) probó fortuna en las colonias africanas aunque su experiencia no fue positiva y regresó a Gran Bretaña donde, después de un par de novelas mediocres, alcanzó celebridad gracias a las aventuras de un cazador blanco, Allan Quatermain, prototipo de los valores victorianos, que descubría la ubicación del legendario tesoro del rey hebreo a la par que, junto a sus compañeros, participaba en una guerra dinástica de un perdido pueblo que, no por casualidad, guardaba grandes semejanzas con los zulúes.
El libro fue, en efecto, un éxito y se convirtió en un referente de la literatura de aventuras africanas. Y no hubiera habido que añadir nada más salvo que el gallardo Allan Quatermain estaba inspirado en un personaje de carne y hueso. Un hombre que por aquellas fechas era ya una leyenda y cuya vida aventurera fue inspiración, a su vez, para legiones de seguidores.

Frederick Courtney Selous había nacido en Londres en 1851. Con apenas diecinueve años llegó a África del Sur donde inició su carrera de cazador profesional a la vez que establecía contacto con los pueblos locales y exploraba zonas de la región del Transvaal y de la cuenca del río Congo. Pronto añadiría a sus actividades la de proveedor de especímenes para zoológicos de todo el Mundo y para coleccionistas privados, lo que le convirtió, paradójicamente, en un temprano conservacionista Asimismo escribió varios libros y fue distinguido con, entre otras, la Medalla de los Fundadores de la Royal Geographical Society (1892).

Ya en 1890 pasó a formar parte de la nómina de la British South Africa Company, un indicativo acaso de que los mágicos años de las exploraciones africanas tocaban a su fin y llegaba el momento de reciclarse en administradores o en funcionarios de grandes monopolios. En su caso acabó a las órdenes de Cecil Rhodes, el magnate de los diamantes que soñaba con un África británica desde El Cabo hasta El Cairo. Curiosamente fue la misma suerte que el Destino deparó a otra leyenda africana llamada Henry Morton Stanley, Bula Matari, que termino su carrera en África bajo la égida del siniestro Leopoldo II en su afán por exprimir las riquezas del Congo.

Entre 1893 y 1897, Selous participó en las operaciones de Rhodes destinadas a engrandecer sus dominios, por ende los dominios del Imperio Británico, concretamente en las llamadas Guerras Matabele (1893 y 1896-97). En el curso de estos conflictos conocería a otra leyenda de la Era del Imperio, el futuro defensor de Mafeking (en la Guerra de los Bóers) y posterior fundador de los Boy Scouts Robert Baden-Powell.

Con sesenta y cuatro años, el gran cazador blanco volvió a las banderas. Esta vez no era ya una de aquellas pequeñas guerras contra salvajes con lanzas que se ganaban gracias a la tormenta de fuego provocada por un par de ametralladoras Maxim. En Europa había estallado la guerra, aquella tan temida y, a la vez, tan deseada ingenuamente por muchos y en África hubieron de sentirse sus efectos toda vez que las colonias alemanas, rodeadas de otras francesas y británicas, se convirtieron en escenario de duros combates.

Selous se alistó en el 25 Regimiento de Fusileros Reales, donde alcanzó el grado de capitán, participando en la ardua, costosa e interminable campaña del África Oriental Alemana donde hubo de vérselas con los avezados askaris  de la Schutztruppe Ost-Afrika bajo el mando de otro nombre legendario en la Era del Imperio como fue el general Paul Von Lettow-Vorbeck.


El cuatro de Enero de 1917 en Behobeho, en las riberas del río Rufiji, el capitán Selous fue mortalmente alcanzado por el disparo de un francotirador. Fue enterrado en aquél mismo lugar que, hoy en día, pertenece al Parque Nacional Selous (República de Tanzania).




3 comentarios:

  1. Gracias por ésta información, al ver la película de la liga extraordinaria me surgió la duda de quien fue Alan Quartermain

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  2. Gracias por ésta información, al ver la película de la liga extraordinaria me surgió la duda de quien fue Alan Quartermain

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